El diez de diciembre, cuando por primera vez como Presidenta de todos los argentinos, electa en elecciones libres y democráticas, me dirigí a todos los argentinos y argentinas. Tal vez algunos lo recuerden. Les dije que por ser mujer, me iba a costar mas. Y no me equivocaba. A las mujeres siempre todo nos ha costado mas. Pero también somos las que jamás abandonamos nuestro puesto y lugar de lucha. Quiero amigos y amigas, reflexionar junto a ustedes.
Siempre he creído que cuatro son las condiciones que caracterizan a la condición humana. La racionalidad, la sinceridad, la sensibilidad y la responsabilidad. Y bajo esta caracterización de lo que creo los cuatro atributos fundamentales de todo ser humano, cualquier sea el lugar que ocupe, puede ser presidenta del república, dirigente sectorial, dirigente social de una ONG, todos debemos actuar bajo esas cuatro premisas.
En estos días que han pasado, luego del día martes cuando hablé en el Salón Sur de la Casa Rosada, en la cual vi después en letras de molde, que por el discurso duro, según la caracterización de distintos medios, hubo una suerte de cacerolazo en Capital. Es importante poder escucharnos, poder reflexionar.
Vi escenas, vi carteles, escuche voces, discursos, vi caras, que poco tienen que ver con una conflictividad sectorial. Escuché también invocaciones, por no decir insultos, a mi condición de mujer. Siempre nos pasea a todas las mujeres. Si quieren criticarte, lo hacen porque sos mujer. No si sos buena o mala presidenta, o buena o mala jardinera. Es una cuestión de genero.
No dolió. Vi también escrito y fotografiado en un diario un cartel que decía “Kirchner montonero”. No fue sólo eso lo que me preocupó. Debajo decía “Videla volvé”. Pregunté y me pregunto todavía quién será el que pudo escribir eso. Una mujer, un hombre, un viejo. Quién puede en Argentina querer que Videla vuelva. Quién?
Vi también caras de conocidos defensores y defensoras de los genocidas. Vi también en esa Plaza de Mayo, que después supimos no fue espontánea la cadena mails. La cadena de mails había empezado por la mañana, mucho antes de que la Presidenta hablara. También fue antes el paro indeterminado.
Sin embargo se tituló que la reacción fue por el discurso duro de la Presidenta. Quiero que reflexionemos estas cosas por las responsabilidades que nos caben a todos. Dirigentes, institucionales, mediáticos, en la reconstrucción de una Argentina pacífica y con inclusión social.
La inclusión social es la verdadera garantía de la pacificación nacional.
En esta Argentina que vimos transmitida por los medios, también hubo otra en Semana Santa. Dos millones y medio de argentinos salieron de vacaciones. Fue el cinco por ciento más que el año pasado.
No es la Argentina que nos quieren plantear, en la que todo va mal. Hay otra Argentina. Porque los argentinos que han recuperado el trabajo, la esperanza, las ilusiones viven en la Argentina.
Quiero analizar qué fue exactamente lo que disparó esto que presentan como un conflicto económico. Por lo que yo vi en esta capital parece algo más que eso. Parece un conflicto político, fundamentalmente de los sectores que condenan nuestra política de derechos humanos y aquellos que han perdido las elecciones.
También vimos a dirigentes de partidos autodenominados revolucionarios y que piden la reforma agraria. Estaban allí, compartiendo el reclamo de lo que parece ser un despojo que este Gobierno le esta haciendo a un sector económico.
Por lo que dicen, parece que las causas de este conflicto fueron las retenciones que se fijaron.
Las retenciones no empezaron con este Gobierno. Este gobierno ha tomado la decisión estratégica de rebajar, por primera vez, las retenciones del trigo y del maíz y aumentar las de la soja de acuerdo al precio internacional. Fue porque necesitamos, como decisión estratégica, que no se sojice todo nuestro campo. Necesitamos más productores de trigo, más productores de maíz, más productores de leche, más productores de carne.
Entonces no solamente por una cuestión de diversidad, sino fundamentalmente hace a la calidad de vida de los argentinos. Necesitamos que los precios de los alimentos que comemos todos los días no valgan a precio internacional. Que los argentinos puedan acceder a los bienes que producen.
Uno de los problemas de política agropecuaria es que con la altísima rentabilidad de la soja, de la cual se exporta el 95 por ciento, cada vez hay menos producción de trigo, maíz y carne.
Hay otras industrias que también necesitan del maíz para mantener a sus vacas, a sus cerdos. La cadena de valor.
Desde el boom sojero en la República Argentina, el crecimiento ocupacional en el campo creció sólo un 1,5. Mientras que el resto de la industria, servicio, comercio pudo hacer crecer la tasa de ocupación en un 17 por ciento. Por eso hoy tenemos un 7,5 por ciento de desocupación.
No es una política anti soja. Es una política esencialmente pro argentina, pro pueblo, pro campo también. No es una cuestión, como alguien quiero hacerlo aparecer campo contra industria. Una parte importante de la planta industrial es la agro industria.
Todos son necesarios. Servicios, comercios, el campo. Pero todos tenemos que entender que tenemos que participar armónicamente de ese crecimiento. Porque es la única manera de erradicar el hambre y la miseria de la Argentina, como lo estamos haciendo .
Tampoco es una cuestión de peronistas o anti peronistas. Acá me acompañan muchas personas que nunca fueron peronistas, ni lo van a ser. Yo siempre lo voy a ser y lo fui toda mi vida. Los peronistas hemos hecho un duro aprendizaje. Alguna vez creímos que éramos el todo, que nosotros solos podíamos transformar el país y que los demás no importaban. Nos equivocamos y pagamos caro nuestras equivocaciones. Hoy comprendemos que no son sólo los peronistas, quienes quieren un país más justo y equitativo. Los hay también de otros partidos políticos y organizaciones sociales. Lo aprendimos duramente.
En 1987 el peronismo estuvo junto al gobierno constitucional de entonces. Algo que nadie había hecho con él durante los golpes de Estado. Eso es aprendizaje. También lo han hecho los demás partidos, quienes pensaban que los peronistas éramos el problema del país. Todos hemos aprendido.
Con ésta decisión, con la cual bajamos la retención para el trigo y el maíz, logramos además la reducción de los alquileres de los campos. Hoy casi el 60 por ciento del campo está arrendado en valores de soja. Esa es la medida de cotización. Por eso a un productor de carne, de trigo y maíz, de leche, le cuesta tanto. Por eso la medida del Gobierno es una medida racional.
Entonces, si esto es así, por qué un paro empresarial, un lock out patronal por tiempo indeterminado para privar de alimentos a los argentinos.
Y acá vienen el segundo atributo. La sinceridad.
Este gobierno no está en contra de los pequeños productores que trabajan el campo con sus manos. Les quieren hacer creer a los pequeños productores que vamos por ellos. Pero no piden por ellos, piden por la totalidad de las retenciones. Lo que los grandes sojeros y grandes productores también reclaman.
El primer ejercicio que debemos hacer todos, la presidenta y los dirigentes sectoriales, es decir la verdad. Este Gobierno otorga compensaciones a tamberos, productores trigueros, a invernadores, para sostener los precios de la carne, de la leche. Basta con ingresar a ORA, organismo que integra la secretaria de Agricultura de la nación.
Atrás de los pequeños productores se esconden otros intereses. Los de los grandes pooles, que están diciendo que el Estado se quiere llevar toda la ganancia. No estoy en contra tampoco de que alguien armen un pool, un fideicomiso y trabaje. Esto es el capitalismo y la rentabilidad. La transparencia es la manera en la cual nos vamos a entender.
Quiero rendir un homenaje al Grito de Alcorta. Muchos jóvenes quizá no sepan quien fue. Sus abuelos Kirchner, seguro que llegaron a esperanza, en Santa Fe, corridos por el hambre desde Europa para hacerse chacareros. Pero los alquileres de las tierras no los dejaban vivir. Así surgió el grito el Grito de Alcorta.
También quiero homenajear a Francisco Netri, el abogado napolitano que representaba los intereses de los chacareros y fue asesinado en 1916 por un sicario. Dicen que fue la aristocracia del campo.
Cuando se recuerdan las historias, hay que recordarlas completas. Este gobierno popular, del que me enorgullezco de encabezar, siempre va a contemplar los intereses de los pequeños productores. Que no le quepa duda nadie.
Lo que se está discutiendo en la República Argentina es la distribución del ingreso y un modelo de país.
Muchos dirigentes políticos hablan de la distribución del ingreso. También es letra de molde que está pendiente una mejor distribución del ingreso. Esto tiene que ver con el modelo de país. Hay que preguntarse también del ingreso de quien se habla.
Escribir sobre la distribución del ingreso es muy fácil, hacerlo cuesta un poco más. Y si no miren lo que está pasando.
La distribución del ingreso tiene que ver con un modelo de país. Las retenciones no son solamente una medida anti inflacionario para todos, sino que también tienen un impacto distributivo. Porque lo hacen los sectores de más alta rentabilidad, que exportan todo. Todo lo que gastan es costo argentino, pero recaudan todo en euro, en dólar.
No tiene que molestarnos que haya gente que gane mucha plata. El peronismo nunca planteó la lucha de clases, ni la guerra pobres contra ricos. Al contrario, somos los creadores de la articulación entre capital y trabajo.
Durante mi campaña y mis días de gestión, todos los titulares se preguntaban que iba a pasar con la presión gremial con salarios. Parecía que los malos de la película en Argentina iban a ser los trabajadores, que iban a pedir salarios para que se derrumbara el crecimiento.
En un extraordinario aprendizaje histórico, los dirigentes y trabajadores han aprendido que el país está primero por sobre todas las cosas.
Si los que son asalariados tienen este nivel de comprensión, cómo nos podemos obtener la sensibilidad de los que más ganan. Aquí viene la tercera cuestión.
No se puede criticar a alguien por querer ganar toda la plata. Lo importante es que entendamos cómo funciona un país. Junto a la sensibilidad que tenemos que tener para entenderlo, está la viabilidad como sociedad y cómo nación.
Los argentinos desde el 1800 hemos probado de todo. La fórmula argentina del centenario. Agro exportadora solamente, con la riqueza concentrada en pocos y el resto con la ñata contra el vidrio. Duró poco. Con el voto popular, sube el gobierno de Yrigoyen. Luego, a partir de 1930, probaron con los golpes militares. Luego vinieron los gobiernos de signo popular que traicionaron el mandato y se convirtieron en los gobiernos más liberales y más alineados al consenso de Washington. Luego, probaron con un partido popular centenario y democrático con un sector del progresismo. Y casi nos vamos al tacho.
Solamente ahora, en cien años, llevamos cinco años de crecimiento sostenido. Y este año, si crecemos va a ser el crecimiento más importante de los últimos doscientos años.
No es un buen motivo para discutir, para dialogar, para debatir?. Pero el diálogo tiene que ver con la responsabilidad. Y dialogar con una pistola en la cabeza, es muy difícil. Sobre todo en democracia.
No se dialoga decretando un paro tres horas antes de que hable la Presidenta. Un paro, un lock out patronal, que no es contra el Gobierno en definitiva, sino contra el pueblo.
En los diarios también hay cosas interesantes en los diarios, cuando los periodistas escriben lo que creen y no los que les dicen los dueños.
Leí un artículo del periodista Fayat. Se preguntaba que pasaría si un día los concesionarios de peajes, por ejemplo, dicen “o aumentan las tarifas o no pasa ningún auto más”.
Que pasaría si el día de mañana, los empresarios de los distribuidores de gas dicen que si no les aumentan las tarifas, o no hay gas para nadie. O que pasaría si los distribuidores de electricidad dicen “o aumentan las tarifas eléctricas o no hay energía para nadie”.
Esta es la forma de dialogar en Argentina? No creo.
Creo sinceramente que la forma de dialogar, al que siempre estamos dispuesto. Puede dar testigo de ello nuestro ministro de Economía y nuestro jefe de Gabinete, que en dos oportunidades llamaron a los dirigentes del campo. Y no vinieron a dialogar.
Es necesario que vengan a dialogar por una cuestión de responsabilidad institucional. Una Presidenta de una república no puede negociar sin que hayan levantado la medida de fuerza que extorsiona a los argentinos. Es una cuestión de respeto a la democracia y a sus reglas. Sobre todo a gobiernos que hemos sido elegidos con el voto popular.
Mucho se ha hablado de la calidad institucional en la Argentina, que parece ser que sólo se demanda a ciertos sectores. O la diferenciación que de un piquete, que esta bien o no según el color de piel. Así no se construye sociedad. Ni democracia, ni libertad de prensa.
Se construye libertad de prensa cuando se trata a todos por igual, independientemente del color de la piel o del apellido.
Yo también entiendo a los dirigentes de todos los sectores. Me toque hablar con un sector sindical o empresarial. Unos representan los sectores populares, los otros al capital.
Son todos necesarios a la hora de construir país y nación. Pero sepan que yo no represento sólo a los intereses de los que me votaron, que fueron muchos, sino también de los que no me votaron. Y también represento lo que prometí en campaña. Si hoy un dirigente rural de su sector, yo también tengo la representación de lo que dije que iba a hacer como Presidenta. Eso es un caminar institucional.
Yo dije en la campaña que el eje era la inclusión social. Que íbamos a trabajar por la distribución del ingreso. Me preguntaron sobre las retenciones. Y dije: No se van a modificar. No solamente porque eran redistributivas, sino porque también ayudaba a sostener los precios de los principales alimentos argentinos.
Sin embargo, hubo otra fuerza política que criticó estos días y que ganó una importante elección en la ciudad de Buenos Aires con el 60 por ciento de los votos; absoluta legitimidad política y social. Sin embargo, cuando en la campaña le preguntaban si iban a aumentar los impuestos lo negaron completamente. Luego, aumentaron los impuestos inmobiliarios de los sectores más pudientes.
Estoy de acuerdo que cuando uno vive en un barrio, con servicios, y en lugares que denotan un altor poder adquisitivo, pague más impuestos. Lo que no se entienden es cuando uno ve algunas paquetas señoras, vecinas de donde yo vivo, gritar con tanto entusiasmo contra las retenciones que distribuyen en el pueblo y aplaudir tanto a los que les suben los impuestos. Con la misma lógica.
Hubo dirigentes de nuestro sector que no estuvieron de acuerdo. Y entonces de que naturaleza es el conflicto para algunos sectores?. De una naturaleza política. No como partido, sino como modelo de país.
Soy conciente de que parte de esas cacerolas que estaban el otro día en la calle son parte de nuestra política de derechos humanos.
Bastaba ver las caras, donde se veía a defensores de genocidas junto a otros dirigentes autodenominados revolucionarios que proclaman al reforma agraria.
Lamenté que Enrique Santos Discépolo no estuviera vivo. Hubiese superado Cambalache Siglo XX si hubiera visto algunas escenas. Como en la puerta de Olivos, cuando gritaban “no queremos a cuba, no queremos a Evo Morales, no queremos a Chávez.”. Que tiene que ver eso con los intereses de los pequeños productores rurales?. Nada.
Esta cuestión de modelo de País es, en definitiva, lo que uno propone cada cuatro años cuando va a elecciones. Entonces los argentinos deciden quien es su presidente o presidenta. Cada uno de nosotros se presenta y dice que es lo que quiere hacer por el país.
Yo quería continuar la obra y la gestión de ese hombre que esta sentado allí, que llevó a la Argentina desde el infierno, como a él le gustaba decir, a esto que no se si será el purgatorio o la entrada al cielo, pero que es una Argentina diferente.
Por eso, quiero convocar a todos los argentinos al diálogo. Pero fundamentalmente al sector que todavía corta caminos y algunos que todavía no levantaron la medida de fuerza. Les pido humildemente como Presidenta de todos los argentinos y en nombre de todos los argentinos que levanten el paro para entonces si dialogar.
Humildemente, levanten el paro y vamos a dialogar.
Creo profundamente en el diálogo. Pero en el diálogo democrático, donde cada uno exponga sus propios posiciones e intereses.
Es imposible, muchas veces como gobierno, tomar una medida que deje contento al 100 por 100. El que dice eso es porque nunca gobernó o que no sabe lo que es la distribución del ingreso. Alguien que hable de la distribución del ingreso y diga que se pueden tomar medidas que dejen satisfechos a todo el mundo está haciendo un discurso electoral.
Por eso con la legitimidad que en este país a partir de 1983 tenemos los que hemos sido elegido por el voto popular. Por la legitimidad que nos da haber llevado una política que va a ingresar en su quinto año de crecimiento consecutivo en el mejor ciclo económico que recuerda la historia. Con la legitimidad que nos da que en este proyecto económico, social, político y cultural han crecido todos. El campo, la industria. Los trabajadores han recuperado el trabajo perdido, el salario.
Argentinos, estamos recuperando un lugar en la tierra, nuestro lugar en el mundo, nuestro lugar, la República Argentina.
En nombre de estas legitimidades, la del pueblo, la del resultado económico, y fundamentalmente para que todos los argentinos y argentinas podamos vivir mejor los convoco al diálogo. En serio. Las puertas de la casa de Gobierno están abiertas. Pero por favor, levanten la medida contra el pueblo
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