¿Quién es Nestor Kirchner? segun Wikipedia









Néstor Carlos Kirchner (nacido el 25 de febrero de 1950) es el presidente de la República Argentina desde el día 25 de mayo de 2003. Es un peronista identificado con los sectores de izquierda de su partido, y antes de ser electo presidente fue gobernador de la provincia de Santa Cruz. Luego de la grave crisis institucional que vivió la Argentina, Kirchner reconstituyó la autoridad presidencial.

Primeros tiempos

Kirchner nació en Río Gallegos, capital de la patagónica provincia de Santa Cruz. Su padre, Néstor Kirchner, era un trabajador postal descendiente de inmigrantes suizos; su madre, María Ostoić, chilena descendiente de inmigrantes croatas, nació en Punta Arenas. Realizó sus estudios primarios y secundarios en escuelas públicas locales. Egresó del Colegio Nacional República de Guatemala.
Tempranamente Kirchner participó en el
movimiento justicialista como miembro de la Juventud Peronista, un sector juvenil de izquierda radicalmente opuesto a la dictadura militar de 1966-1973. A principios de la década del setenta, Kirchner estudió Derecho en la Universidad Nacional de La Plata, recibiendo su diploma de abogado en 1976. En 1974, como parte de su formación y a las órdenes del director Héctor Olivera, actuó como extra en el exitoso largometraje "La Patagonia Rebelde"[1]. En 1976, luego del golpe del 24 de marzo, junto con su esposa, Cristina Fernández, abandonó La Plata para retornar a Río Gallegos para dedicarse a ejercer su profesión, alejado de la política. Durante la dictadura militar de Videla fue puesto en prisión en dos oportunidades (se desconocen las razones).
Una vez terminado el gobierno militar y con el retorno de la democracia en
1983, Kirchner se convirtió en funcionario del gobierno provincial. Desde fines de 1983 hasta julio de 1984 fue presidente de la Caja de Previsión Social de la provincia, pero fue forzado a renunciar por el gobernador a causa de una disputa sobre política financiera. Este incidente lo hizo conocido en el ámbito local, y constituyó el paso inicial de su carrera política.
En
1986 había alcanzado el apoyo interno necesario para obtener la candidatura a intendente municipal (alcalde) de la ciudad de Río Gallegos. Triunfó por escaso margen en las elecciones del 6 de septiembre de 1987, asumiendo el cargo el 10 de diciembre siguiente. Al mismo tiempo, su compañero de partido Ricardo del Val era electo gobernador, con lo que el peronismo se afianzó firmemente en la provincia de Santa Cruz.
La gestión de Kirchner como intendente desde
1987 a 1991 le granjeó suficiente apoyo para ser electo gobernador de la provincia en 1991, con el 61% de los votos. Por ese tiempo su esposa ya era miembro del congreso provincial.

Gobernador de Santa Cruz

Cuando Kirchner asumió la gobernación, la provincia de Santa Cruz contribuía con sólo el 1 % del PIB nacional, principalmente en la producción de materias primas (mayormente petróleo), y enfrentaba una grave crisis económica, con elevados niveles de desempleo y un déficit fiscal de 1.200 millones de dólares. Sus políticas se centraron en la realización de inversiones para estimular la actividad productiva, el empleo y el consumo.

Recortando el gasto público y aprovechando las regalías de la industria petrolera, Kirchner logró restaurar el equilibrio de las cuentas provinciales. La provincia alcanzó razonables niveles de crecimiento económico, lo que fue facilitado por la escala relativamente pequeña de la base económica y del mercado de trabajo de su provincia.
Sus críticos señalan que su gestión no fue diferente a la de la mayor parte de los gobernadores peronistas, y que siguió los lineamientos nacionales de las políticas impulsadas por Menem, basándose en el personalismo y el autoritarismo, manteniendo control sobre la prensa local y nombrando como jueces de la Corte Suprema provincial a personas de su confianza. El uso discrecional del empleo público y una economía fuertemente subsidiada, llevó al desarrollo del
clientelismo político en la provincia.
En
1994 y en 1998, Kirchner impulsó reformas en la constitución provincial, que permitieron la reelección indefinida del gobernador. En 1994 fue miembro de la Convención Constituyente que reformó la Constitución Argentina.
En 1995, con las reformas a la Constitución provincial ya en vigencia, Kirchner fue reelecto gobernador por amplio margen (66,5% de los votos). A partir de ese momento Kirchner se distanció de Menem (que además de presidente de la Nación era el líder del Partido Justicialista) lanzando una línea interna dentro del partido, llamada “Corriente Peronista”.
El intento de Menem en
1998 de presentarse a una re-elección, con base en una interpretación ad hoc del texto constitucional, generó fuerte oposición en la sociedad argentina, en ámbitos académicos y aún dentro de las filas del Partido Justicialista. Kirchner se alió con el principal opositor de Menem dentro del Partido Justicialista, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires (y más tarde presidente) Eduardo Duhalde.

El gobierno de Fernando de la Rúa - Sucesos de Diciembre de 2001

Las elecciones del 24 de octubre de 1999 fueron un duro golpe para el partido justicialista. Fue electo presidente Fernando de la Rúa, candidato de la Alianza (un conglomerado de fuerzas del centro y de la izquierda moderada, encabezado por la Unión Cívica Radical), y el justicialismo perdió la mayoría en la Cámara de Diputados.
La Alianza logró también buenos resultados en Santa Cruz, pero pese a ello Kirchner fue reelecto en mayo de ese año con el 54,7% de los votos, imponiéndose a una alianza conformada por la
Unión Cívica Radical y los sectores menemistas del justicialismo reunidos en el Movimiento Federal Santacruceño.
La victoria de De la Rúa se debió, en parte, al fuerte rechazo público hacia la corrupción del mandato de Menem, así como al deterioro de la situación económica del país, que había entrado en recesión.
De la Rúa tomó severas medidas de ajuste que, a la postre, terminaron deteriorando aún más las finanzas públicas y la capacidad productiva de la industria nacional, lo que desembocaría en la peor crisis económica, política y social de la historia argentina.
El gobierno de De la Rúa pidió ayuda complementaria al
FMI y a bancos privados para reducir la presión de la deuda externa. En diciembre de 2000 se negoció un paquete de salvataje de cerca de 40.000 millones de dólares (denominado el Blindaje), y el gobierno anunció la inversión de 20.000 millones de dólares para programas de obras públicas para reavivar la economía. Sin embargo, la recesión y la fuga de capitales continuaron a ritmo acelerado, con el agravante adicional del descontento provocado por las medidas de ajuste que formaban parte de las condiciones impuestas por el FMI a cambio de su ayuda.
A finales de
2001, el desempleo había superado la barrera del 20%. En la pendiente, el gobierno de la Alianza recurre a nombrar ministro de economía a Domingo Cavallo, que ya había ocupado el cargo durante varios años de gobierno de Menem. Esto resultó en un descontento entre quienes habían votado a la Alianza, ya que éste voto había sido no sólo un rechazo a la figura de Carlos Menem sino que también incluía a Domingo Cavallo.
En noviembre de 2001, el gobierno inició una reestructuración de los compromisos de la deuda externa, lo que en la práctica significaba la cesación de pagos (default). El agravamiento de la situación económica provocó desconfianza pública en el sistema financiero, por lo que se produjeron fuertes retiros de depósitos bancarios. Para evitar una corrida se impusieron restricciones a la extracción de los fondos depositados en los bancos, medida conocida como el “
corralito”, altamente impopular. Los grandes grupos económicos, sin embargo, tuvieron vía libre para fugar del país una importantísima masa de capitales. El FMI, en tanto, endureció su posición exigiendo un recorte del 10% en el presupuesto público antes de producir cualquier nuevo desembolso de fondos.
Saqueos, huelgas, y manifestaciones populares, se sucedieron en todo el país a finales de diciembre de
2001. De la Rúa respondió con el establecimiento del estado de sitio y una feroz represión que provocó 33 muertos, 354 heridos y más de 2.500 detenidos los días 19 y 20 de diciembre.
De la Rúa renunció habiendo completado apenas la mitad de su mandato; lo sucedió una serie de presidentes interinos, incapaces de estabilizar la situación. En enero de
2002 el Congreso nombró finalmente a Eduardo Duhalde para completar el período presidencial.
Duhalde devaluó la moneda argentina (el
peso), y procuró capear el temporal de la crisis económica. Los sucesos de diciembre de 2001 habían dejado en la sociedad un fuerte sentimiento de rechazo hacia toda la dirigencia política, caracterizado por la famosa consigna “¡Que se vayan todos!”.

Las elecciones presidenciales de 2003

La situación con vistas a las elecciones presidenciales se presentaba confusa. Varios líderes del Partido Justicialista aspiraban a la candidatura: el propio Kirchner, que contaba con pocas fuerzas propias para definir una elección interna dentro de su partido; el ex-presidente Carlos Menem; y los gobernadores de las provincias de Córdoba, José Manuel de la Sota, Salta, Juan Carlos Romero, y San Luis, Adolfo Rodríguez Saá. Este último había tenido un breve interinato como presidente en diciembre de 2001 y fue quien declaró la cesación de pago de la deuda externa argentina. Las elecciones internas para definir la candidatura peronista se anunciaron primero para noviembre de 2002, y luego se postergaron a febrero de 2003.
El entonces presidente Duhalde, figura de peso dentro del justicialismo no sólo por su condición presidencial sino también por su control hegemónico sobre la estructura partidaria de la
provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, intentó jugar sus cartas en favor del gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann. Éste, sin embargo, prefirió no presentar su candidatura; Duhalde trasladó sus preferencias a De la Sota, con quien tampoco pudo alcanzar un acuerdo estratégico. Así, el 15 de enero de 2003 anunció su apoyo a la precandidatura de Néstor Kirchner. Con este espaldarazo, Kirchner se situó en una posición mucho más favorable.

Sin embargo, la situación interna del justicialismo no estaba resuelta y si bien el apoyo de Duhalde era significativo, no garantizaba de por sí que Kirchner resultara el candidato presidencial. Por otra parte, las fricciones de una elección interna tan cercana a la elección nacional, prevista para el 27 de abril, podrían provocar un deterioro en las expectativas del justicialismo de obtener una victoria. Así, el 24 de enero, y con el argumento de que los tres aspirantes que quedaban en carrera (Kirchner, Rodiguez Saá y Menem, que había incorporado a Romero como candidato a vicepresidente) presentaban programas contrapuestos, el congreso del partido justicialista toma una decisión inédita: suspender la elección interna y permitir a todos los precandidatos el uso de los símbolos partidarios comunes para presentarse a la elección general. En la práctica, esto significaba que iban a enfrentarse como si perteneciesen a partidos distintos.
Kirchner arrancó su campaña en una posición desfavorable. Las encuestas de intención de voto lo ubicaban por detrás de los otros candidatos justicialistas y de
Ricardo López Murphy (ex-ministro de De la Rúa y candidato de un conjunto de fuerzas de centroderecha). Sin embargo, la popularidad de Kirchner comenzó a crecer impulsando un programa de perfil socialdemócrata con el que buscaba diferenciarse de las políticas aplicadas durante los gobiernos de Menem y De la Rúa, poniendo acento en priorizar la producción, la justicia, la educación, el trabajo, la equidad y la salud (sintetizado de algún modo en sus eslogans de campaña: “Un país en serio” y “Primero Argentina”). No fue desdeñable tampoco el aporte que significaron tanto su compromiso de mantener al ministro de economía de Duhalde, Roberto Lavagna, con una imagen positiva en la sociedad por su gestión anticrisis, como la participación de su esposa, Cristina Fernández, diputada y senadora por la provincia de Santa Cruz desde 1995.
La campaña electoral estuvo condicionada por los efectos de la crisis: la fecha de elecciones había tenido que ser adelantada tras la represión del 26 de junio en el Puente Pueyrredón (ver
Masacre de Avellaneda). Si bien se evidenciaron algunos leves signos de recuperación económica, por efecto del default y la restricción del gasto público, con leve recuperación de la tasa de cambio del peso frente al dólar y moderado aumento del PBI, las consecuencias sociales de la crisis fueron terribles: el 54% de la población se hallaba por debajo del límite de pobreza; la mitad de esta población (27% del total), por debajo de la línea de indigencia.
En las elecciones del
27 de abril de 2003, el Frente para la Victoria (de Kirchner) obtuvo sólo un 22,0% de los votos, resultando superado por Menem (“Alianza Frente por la Lealtad -UCD), que obtuvo el 24,3%. La legislación electoral argentina prescribe que si ningún candidato alcanza el 45% de los votos válidos emitidos, los dos más votados deben disputar una segunda vuelta (ballotage).
Fuera de esta segunda ronda quedaron López Murphy, Rodríguez Saá con el 14,2% y la candidata de centroizquierda
Elisa Carrió (ex radical) con el 14,1%. El candidato de la Unión Cívica Radical, Leopoldo Moreau, ocupó el sexto puesto con un 2,3% en la peor elección de la historia de su partido.
Después de la primera ronda, Kirchner visitó al presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y al de Chile, Ricardo Lagos Escobar, ante quienes ratificó sus intenciones de fortalecer el Mercosur y declaró que mantenía con orgullo las convicciones políticas que había sostenido en el pasado.
La segunda vuelta debía llevarse a cabo el
18 de mayo de 2003. Los sondeos previos indicaban entre un 60 y 70% de intención de voto para el gobernador de Santa Cruz. Ello significaba no tanto apoyo explícito a los méritos propios de Kirchner, como rechazo a la posibilidad de que Menem presidiera nuevamente el país. Sin embargo, el ballotage no tendría lugar: el 14 de mayo el expresidente Menem, después de una larga cadena de rumores y desmentidos, anunció su decisión de renunciar a su candidatura, lo que automáticamente convirtió a Kirchner en presidente electo. Muchos analistas señalan que la maniobra de Menem tuvo como propósito evitar una derrota estentórea, y al mismo tiempo condicionar a Kirchner, que accedió a la presidencia con el nivel más bajo de votos jamás registrado en la historia argentina. El 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner prestó ante el Congreso el juramento de ley para convertirse en presidente de la República hasta 2007.

Presidencia de Argentina

Kirchner asumió confirmando al ministro de economía de Duhalde, Roberto Lavagna, y a otros miembros del gabinete de su antecesor. La política económica del gobierno de Kirchner continuó los lineamientos establecidos por Lavagna bajo la presidencia de Duhalde, manteniendo la devaluación de la moneda mediante una fuerte participación del Banco Central en la compra de divisas, impulsando mediante las exportaciones un crecimiento económico con tasas del PBI cercanas al 10%. Kirchner tuvo éxito, además, en sacar al país de la cesación de pagos más grande de la historia mundial: canjeó la deuda soberana, de valor nulo tras la crisis del 2001, por nuevos bonos indexados por la inflación y el índice de crecimiento económico. Los índice de pobreza y de desempleo disminuyeron notoriamente.

Kirchner ha mantenido una relación conflictiva en lo verbal con el FMI, aunque ha optado por seguir el ejemplo de Lula, su par brasileño, pagando por anticipado la totalidad de la deuda con este organismo internacional (más de 10.000 millones de dólares). De manera que, a pesar de las declaraciones públicas, el gobierno de Kirchner ha sido el que más deuda canceló con el FMI en todo el transcurso de la historia argentina.
Los críticos a la política económica del gobierno argumentan que el alto crecimiento económico se debe más a una tendencia mundial que a particularidades argentinas. La izquierda sostiene que la recuperación económica del gobierno de Kirchner no podría mantenerse sin la depresión de los salarios (el salario real en Argentina se encuentra en su peor nivel histórico) y que el canje de la deuda externa no ha implicado una quita, sino que la nueva deuda, al estar indexada, crece indefinidamente.
Kirchner ha llevado adelante una crítica pública de las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar (inicialmente encabezada por el ex-general
Videla) y ha sumado a su gobierno a miembros de organismos de Derechos Humanos, lo que le ha merecido críticas tanto de la derecha (que lo acusan de “evitar la reconciliación nacional”) como desde la izquierda (que consideran que estas acciones serían meramente declarativas, con el fin de esconder el “carácter represivo del propio gobierno de Kirchner”, argumentación que ejemplifican con los recientes sucesos de Las Heras, y el envío de tropas argentinas a Haití en el marco de la MINUSTAH).
Tras la últimas
elecciones legislativas (en octubre de 2005), Kirchner ha obtenido una mayoría a nivel nacional y ha logrado desplazar a Duhalde del control del aparato político del conurbano bonaerense. Esto se ha reflejado en importantes cambios en el gabinete (fundamentalmente la sustitución de Roberto Lavagna por Felisa Miceli en el ministerio de economía). Algunos analistas, sin embargo, hacen hincapié en el carácter precario que tendrían los acuerdos alcanzados con los intendentes y gobernadores que aportaron a sus listas.
La oposición cuestiona el hecho de que, pese a controlar la mayoría de ambas cámaras del Congreso, Kirchner ha preferido en reiteradas ocasiones hacer uso de las facultades legislativas del poder ejecutivo, legislando a través de
decretos de necesidad y urgencia en vez de seguir los trámites ordinarios previstos para la sanción de leyes. Desde su asunción y hasta mayo de 2006, de 337 leyes originadas en el poder ejecutivo que podrían haberse sancionado por decreto, Kirchner envió solo 136 como proyectos de ley al Congreso, mientras que las restantes 201 fueron sancionadas apelando a decretos de necesidad y urgencia. La estadística arroja así unos 67 decretos por año, con frecuencia comparados con los 54,5 por año de Carlos Menem —quien firmó un total de 545 durante sus diez años de gobierno—.

A nivel internacional, Kirchner se ha identificado con la tendencia que encarnan Lula (Brasil), Tabaré Vázquez (Uruguay), Evo Morales (Bolivia), y Michelle Bachelet (Chile). Al igual que estos jefes de estado, Kirchner ha mantenido las relaciones con el gobierno norteamericano sin cambios esenciales. La participación argentina en la MINUSTAH se realizó por pedido directo del gobierno norteamericano, y el gobierno argentino sigue permitiendo ejercicios militares conjuntos con las fuerzas armadas norteamericanas en territorio argentino. Asimismo, en marzo de 2006 ha aprobado una batería de leyes con el fin de sumarse a la "lucha contra el terrorismo" propugnada por el presidente norteamericano George W. Bush, quien había sido felicitado por su colega Kirchner en la reelección del primero en noviembre del 2004.

1 comentario:

Unknown dijo...

Lástima que en el tramo que trata ampliamente de los recortes de la era Dela Rua (oia, era una biografia de Kirchner?), se ´olvidaron´ que Kirchner siendo gobernador de Santa Cruz, adhirio a esa infame medida, recortando salarios y jubilaciones provinciales a fin de 2001. Lo tienen bien presente todos los empleados estatales santacruceños.

Nestor Kirchner, alias "pingüino"

Nestor Kirchner, alias "pingüino"
Kirchner, accedió a la presidencia con el nivel más bajo de votos jamás registrado en la historia argentina, el 25 de mayo de 2003. Pudo impulsar desde las exportaciones una tasa de crecimiento del PBI cercana al 10%, durante 4 años consecutivos. Tuvo éxito, además, en sacar al país de la cesación de pagos más grande de la historia mundial: canjeó la deuda soberana, de valor nulo tras la crisis del 2001, por nuevos bonos indexados por la inflación y el índice de crecimiento económico. Los índice de pobreza y de desempleo disminuyeron notoriamente. Conceló la deuda con el FMI, otorgando soberanía al país. Logró atraer inversiones, a pesar del aislamiento financiero "pos default", y se alineó con Venezuela y los países del Mercosur, criticando el ALCA. Aplicó una política de defensa de los derechos humanos, promoviendo el juicio a los culpables del terrorismo de Estado, de la última dictadura militar. además de lograr una exitosa reforma de la Corte Suprema de Justicia. Su muerte, en octubre de 2010, produjo una importante conmoción y movilización popular, en donde los jóvenes, aparecieron definitavamente como protagonistas de su legado político